El caso de MATYMOL es el mejor ejemplo de cómo arrancaron muchas empresas en Ibi. Dentro de CERVIC, en un local de reducidas dimensiones, se puso un pequeño taller de moldes. Allà permanecieron un par de años e incluso trabajaron para la propia CERVIC, haciendo el mantenimiento de sus moldes. Cuando el volumen de trabajo aumentó, se trasladaron a un local en el barrio de la Ciudad Deportiva. Luego alquilaron el de al lado para comunicarlos por dentro. Nuevamente esta superficie no era suficiente y, en 1998, consiguieron una parcela en el polÃgono de 1.700 metros cuadrados.
Los fundadores de la firma son José Manuel del Moral Poyatos, Carlos Garrigós y Manuel Barrocal. Escogieron de nombre MATYMOL, aunque tuvieron que añadir tres letras de iniciales de sus nombres o apellidos delante de porque ya habÃa otra empresa con ese nombre registrado en 1987, quedando finalmente como MCP MATYMOL.
Con el paso de los años adquirieron más maquinaria y en el punto álgido de la economÃa, antes de que llegara la crisis, habÃa 21 trabajadores en MATYMOL. Actualmente, cuenta con 14 operarios en sus instalaciones, cinco centros de mecanizado, dos rectificadoras, tres máquinas de erosión, dos tornos, fresadoras y diversa maquinaria básica para el diseño y fabricación de moldes.
Manuel Barrocal, uno de los fundadores, relata que “tenÃamos la ilusión de trabajar por nuestra cuenta. Las máquinas eran caras en los inicios y habÃa que financiarlas. La casa de la maquinaria lo hacÃa porque nosotros no tenÃamos dinero para pagarlas al contado”. Con todo, puntualiza que “al prinicipio las herramientas eran las básicas. Ahora es diferente al contar con los ordenadores, ya que antes era todo más manual”, añade.
En cuanto a cómo se inició en el mundo del molde, recuerda que “con 14 años ya trabajaba en un taller y por la tarde, a las 18.30 horas, asistÃa a clases de Formación Profesional”.
También evoca con nostalgia una figura que se ha ido diluyendo en el tiempo. “Era muy importante el aprendiz, que está desapareciendo, y te enseñabas a limar”. “La Formación Profesional ha dejado de hacer las cosas que realizábamos nosotros”, asevera.
Por otro lado, Barrocal expresa una preocupación del sector: “No hay ajustadores, que es lo que verdaderamente hace falta. Sucede lo contrario con la gente que domina el control numérico, que hay muchos. De banco no hay. Cuando nos jubilemos no habrá ajustadores”. Esta afirmación la esgrimen todos los expertos del sector en la Foia de Castalla con cierta resignación.