IBIAE continúa apostando por sus desayunos empresariales en este 2019 después de la gran acogida y aceptación de los efectuados el año pasado. En esta ocasión, quisimos poner en valor la economía circular para conocer de forma pormenorizada en qué consiste y las políticas que se están realizando en este sentido, así como los caminos por los que se moverá en el futuro. Para ello, la Asociación de Empresarios de Ibi y Comarca tuvo la gran suerte de contar con una voz experta y de gran prestigio a nivel mundial, Anna Tarí. La joven ilicitana fundó hace seis años el Club de Economía Circular (CEC). Esta entidad se ha convertido en una red de 3.000 miembros de más de 100 países en los que se comparte contenido y es gratuito para empresas. Es la red internacional de ingenieros, estrategas, inversores y líderes empresariales de economía circular. Actualmente investiga sobre esta cuestión en la Univerdad de Boston en Estados Unidos. Además de Tarí, en el desayuno participaron Aerogeneradores Bornay, Deinpro, Àrea Oberta, Caixa Popular, Actiu, Etiqueta Diez y Puertas Castalla.
La economía circular es un concepto económico interrelacionado con la sostenibilidad, y cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible. Es un término genérico, acuñado en 2010 por Ellen MacArthur, para un modelo económico industrial restaurador. Nuestros sistemas deben interaccionar como organismos, nutrientes de procesamiento que se pueden alimentar de nuevo en el ciclo, de ahí el término restaurador.
Es importante aplicar la economía circular al plástico para paliar el problema social de la imagen de este sector. Funciona como un vehículo de mejora de la empresa en escenarios como costes o estructura y ahora puede ser una alternativa más a los cambios legislativos europeos.
En la industria se está trabajando la economía circular. Antes era a nivel de empresa y ahora para el producto. En el momento de diseñarlo hay que plantearse cómo recuperarlo o hacia dónde va al finalizar su vida útil. El primer paso para las empresas es analizar a qué lugar van los residuos y cómo pueden actuar con ellos, aunque también hay que ver el modelo de empresa.
Un ejemplo es el cambio de negocio en el que se pasa de vender a alquilar una lavadora. De esta manera, cuando fabrican el electrodoméstico ponen chips que avisan del deterioro para adelantarse.
Existen ya lugares que analizan el flujo de residuos. En Holanda, el residuo generado por el pan ha sido aprovechado por una startup para fabricar cerveza.
En Europa se van a gestionar los residuos fomentando no sólo que los productos sean reciclabes, sino que estos provengan de reciclados. China, en su política o estrategia, ya habla también de economía circular. Por su parte, en Estados Unidos algunos estados también establecen estrategias en esta línea.
Las marcas cada vez más abogan por envases reciclabes, biodegradables y compostables. Un claro exponente de ello es la firma Nestlé. La multinacional quiere que todo lo que fabrica sea reciclabe y compostable en el 2025. Estamos en un momento de auge de la economía circular. La regulación y las grandes empresas lo aplican y apoyan. La siguiente fase de las políticas de economía circular exigirán que no sean reciclabes, sino reciclados.
Por otro lado, es importante observar que en la economía circular el reciclaje es el último paso. Hay que buscar fórmulas de sacarle el máximo valor al producto. Uno de los lugares donde se puede ver más es en Holanda. Es el país más puntero por el apoyo de la Administración, tamaño y las empresas. Phillips, multinacional con sede en el país tulipán, alquila la luz en naves u oficinas en las que cobra un fijo y ellos se encargan de que los productos sean eficientes. Los que no funcionan, los recuperan tal y como hacen con las bombillas.
Finlandia está apoyada por un fondo público/privado en el que respalda proyectos a nivel circular. Escocia está trabajando en rediseñar su sistema productivo.
Europa está tomando muy en serio la cuestión. Por este motivo, han unido los comisionados de medioambiente e industria. Incidirán en que cada producto tenga un pasaporte que explique su procedencia. Hablaríamos del denominado material passport.
De igual forma, existe el certificado EIG (Eco Inteligent Group). Para poseerlo primero hay que cumplir los indicadores establecidos por Ellen MacArthur.