La historia de todas las grandes empresas tiene su inicio en un pequeño espacio y alcanzar el cuarto de siglo siempre es un síntoma de buena salud. En un local de cerca de 150 metros –en el barrio de Mirasol– arrancó su periplo empresarial SEYCA con cuatro máquinas y un número idéntico de trabajadores. La apuesta inicial fue por la serigrafía y la tampografía. A mediados de los noventa amplió sus procesos e incorporó la inyección de termoplásticos. Poco después, ya en la década anterior, incorporó la producción de envases por soplado, inyección PET, extrusión y soplado de polietileno. Asimismo, SEYCA cuenta con un departamento para diseño y mantenimiento de moldes propios.
Julio Vílchez, director general de SEYCA, lanza una mirada al pasado y revive la evolución y el crecimiento de su empresa a lo largo de estos 25 años. “Creces con tus clientes, al ritmo que marcan ellos y el mercado”. Durante el relato sus ojos destilan pasión, sobre todo cuando subraya que “hay que ser soñador, creer en lo que haces e invertir tanto en tecnología como en recursos humanos”. De aquellos cuatro trabajadores iniciales la cifra casi se ha multiplicado por 20 hasta alcanzar los 70.
En este tránsito la etapa más complicada que recuerda es la del 2009. “La crisis nos cogió a contrapié y tuvimos que reajustar la estructura”. No obstante, extrae conclusiones positivas de estas circunstancias: “Esto nos hizo más fuertes, se invirtió y se cogió impulso para continuar con nuestros objetivos”.
Si bien es cierto que el germen y la semilla inicial de SEYCA es el sector de la serigrafía y la tampografía, a día de hoy es un complement o para los clientes de toda la vida. Forma parte de toda la gama de procesos que efectúa la empresa. “Es un servicio integrado y aporta un valor añadido”, puntualiza Vílchez.
¿Cuál es el futuro de SEYCA? Julio Vílchez lo tiene claro: “Invertir y reforzar nuestros procesos con el sistema IML. Estamos realizando varios proyectos, pero queremos incrementar esta línea”. “A su vez nos marcamos como reto continuar satisfaciendo a los clientes actuales y también a los históricos. Debemos mantener y afianzar el crecimiento de SEYCA”. Un último aspecto que también señala es el de la internacionalización. Sin duda alguna, crecer fuera es uno de los grandes objetivos de cualquier empresa que no desee estancarse en un solo mercado.
En cuantos sus inquietudes más inmediatas, muestra una clara preocupación por la formación específica. “Se ha despreocupado y veremos cuando se jubile la gente de cerca de 60 años en los talleres”, destaca. De hecho, recuerda la importancia de la figura del aprendiz. “Hace años el joven iba aprendiendo empezando desde abajo y así se preparaban los mecánicos”, asevera.